A tu ritmo y en tu espacio: reencontrarte contigo es posible
A tu ritmo y en tu espacio: reencontrarte contigo es posible
Para muchos, la vida cambió de forma radical o sustancial a como la veníamos viviendo hasta hace poco. Y si bien la confusión es natural, poner todo a nuestro alcance para hacerle frente a esa sensación abrumadora psicoemocional es importante. ¿Por dónde empiezo?
En cierto modo, no resulta fortuito que de un tiempo a la fecha se haya puesto de moda la frase “sé amable, casi nadie la está pasando bien”, lo cual nos da cuenta que la pandemia aún en curso ha dejado una buena dosis de estrés, ansiedad, confusión e incluso tristeza en la gran mayoría de la población mundial. No obstante, también han sido tiempos de mucho aprendizaje, en donde los desafíos son lecciones, el tiempo es el maestro de la paciencia y la luz que podamos encontrar sobre las cosas se vuelve más valioso que nunca.
Entonces surge la pregunta: ¿cómo reconectar con uno(a) mismo (a)?, ¿de qué manera logro retomar mi día a día y reformular aquello que me da alegría, paz, emoción y sentido a mi vida? Una de las grandes respuestas la encontramos en el tiempo mismo y su esencia biológica: respirar. Partamos de ese identificar nuestro cuerpo, su ritmo y sus sonidos y pasemos de ahí a ejercitar nuestro cuerpo, mente y emociones de a poco, a nuestro ritmo y en nuestro espacio vital.
Respiración
Intenta respirar profundamente, exhala y quédate sin aire, luego retén por 30 segundos. Suelta. Repite el ciclo aumentando un poco de tiempo cada vez. Notarás cómo la calma llega y el tiempo parece detenerse para regresarte a ti y a tu cuerpo. ¿Qué sientes?, ¿hay hormigueo?, ¿sensación de frío o de calor? Es normal. Si practicas unos diez minutos diarios de este ejercicio al iniciar tu jornada o al terminar el día comenzarás a notar cambios sensibles que te irán reconectando de a poco. Comienza en tu habitación, luego en distintos momentos y lugares de tu casa y, tal vez más adelante, incluso en exteriores lo puedas hacer.
Esto también lo puedes hacer cuando te consientas y apapaches, cuando termines de hacer ejercicio o cuando estés relajándote en tu casa también.
Estiramientos y ejercicio
A veces pensamos que todo está bien con nuestro cuerpo, pero basta con hacer ejercicios breves y suaves en zonas de nuestro cuerpo que hasta hace poco no habíamos estimulado para darnos cuenta de la inactividad, tensión y posible estática a la que habían estado sometidas dichas zonas. Ve de a poco, sin dolor, brazos y piernas, caderas y cuello, tu columna y los ejes de mayor movimiento.
Recuerda que el cuerpo tiene memoria y que al ejercitarnos, aunque sea poco, comenzamos a despertarlo para decirle de alguna manera: ¡hey, aquí sigo, conectemos de nuevo a la vida activa! Eso te ayudará a estar más presente en el aquí y el ahora de forma paulatina.
Situaciones límite
No se trata de salir del encierro para aventarse del paracaídas o exponernos de forma peligrosa. Al contrario. Las situaciones límite, pese a que su nombre nos sugiere riesgo e inseguridad, pueden ir de a poco, de forma relajada, en ambientes y entornos controlados, pero que nos darán la pauta para poder recobrar nuestro juicio, confianza y empatía tanto a nivel interno como con el mundo.
Ve de a poco, pero siguiendo un mismo criterio: ¿qué es aquello que me mueve de mi círculo de confort? Tal vez hoy le hables a algún vecino con el que no lo hacías, o bien pruebes un nuevo ingrediente o plato que antes te parecía un tanto osado. En la medida en la que esos límites, miedos e inseguridades van trabajándose y entran en diálogo con nuestras capacidades y posibilidades, nuestra confianza va reconstruyéndose, al mismo tiempo que nuestra visión del mundo y la empatía con otros seres iguales a nosotros.
Metas, objetivos y planes: ¡en papel!
Entendemos que los planes un año hacia adelante, por ejemplo, se convirtieron en una cosa incierta en el pasado. Pero hoy puedes ir recobrando el ejercicio de forma simbólica y en papel, sin demasiadas expectativas en el camino y siempre con la flexibilidad del cambio al frente. El objetivo es visualizar aquello que te mueve, lo que te motiva lograr y que le da una brújula mucho mejor delineada a tu día a día en el paso del tiempo. Juega un poco con aquello: ¿qué harás hoy?, ¿dentro de un mes?, ¿a dónde te gustaría viajar si se pudiera dentro de un par de meses? Sólo juega y anótalo, visualízalo y luego ten presente que eso te hace feliz, se realice o no.
Este ejercicio ayuda a concretar nuestra realidad, a delinear quiénes somos y por qué estamos en donde estamos, pero sobre todo a dibujar una sonrisa dentro de nosotros mismos, una que nos dice que hay motivos por los cuales seguir y metas que alcanzar.
Caminatas y senderos
Conectar con la naturaleza mientras caminamos ayuda mucho a conectar con nuestra voz interna y con el mundo exterior. Ya sea en solitario o de forma colectiva, el llevar nuestro cuerpo por un camino en medio de un entorno natural nos lleva a espacios de nosotros mismos que teníamos olvidado por completo. Respirar, pensar en aquello que nos estimula, pero también en lo que nos preocupa, y encontrar la respuesta en el viento, en la inmensa naturaleza y sobre todo en nosotros mismos es un ejercicio natural, sencillo y edificante. El símbolo y la imagen es clara: al caminar a nuestro paso, avanzamos a nuestro ritmo. Y si avanzamos conforme nosotros indiquemos, en el momento y lugar deseado, seguro llegaremos al lugar planteado. Hay que disfrutar el viaje.