¿Cómo adaptar un espacio a mi mascota y no morir en el intento?
Muchos se han resistido a la idea, pero pese a todo la realidad reluce con lamidas, sonrisas y pelitos en nuestra ropa: tener una mascota es una de las mejores cosas que nos puedan pasar. Son amigables, combaten la soledad, nos empujan a la actividad física y afectiva, además de que tiene otros beneficios asociados, tales como funcionar como un despertador natural, entre muchos otros.
Sin embargo, y cuando de estrenar departamento se trata, estar en compañía de un perro no sólo va de juegos, cariños y diversión, ya que para que un amigo canino pueda vivir con nosotros en completa armonía y tranquilidad se requiere también de ciertos cuidados, y sobre todas las cosas, algo esencial: su espacio propio.
No es recomendable que viva de forma desordenada sin saber dónde dormir y comiendo de manera indistinta, ya que esto puede traducirse en serios desórdenes para tu mejor amigo y en daños no deseados a tu propiedad. Asimismo, una aspecto vital es que el espacio sea adecuado, poco más que suficiente, agradable y acogedor. ¿Cómo lograrlo?
Hay ciertos temas a considerar cuando llegas con tu amigo peludito a un departamento nuevo, o bien cuando uno nuevo llega a irrumpir tu dinámica habitual. Temas que antes no habías pensado como sincronizar tiempos, disciplinas, evacuaciones fisiológicas, paseos, tiempos de juego y de comida, serán vitales para vivir en armonía y sin molestar a tus vecinos. Toma nota.
1. Asegura el espacio correcto
Si le preparas su lugar a tu perrito, él (o ella) lo reconocerán inmediatamente como su guarida y podrá sentirse querido y protegido. Esto es importante, ya que todo orden, tranquilidad y armonía parte de esto, además que psicológicamente tomarán el papel de “guardián” en reciprocidad con este gesto. Tu departamento debe prestarse para que cohabite una pequeña gran casa de tu amigo.
Dedícale un lugar para cada cosa: se recomienda que su cama, comida y lugar para hacer sus necesidades se encuentren separados uno del otro de forma independiente, ya que el hacinamiento y combinación de olores puede repercutir de forma negativa (estrés, falta de apetito o combinación de usos de espacio).
2. No olvides pasearlo y entretenerlo
No importa el tamaño de la casa, ya que al menos que vivas en un jardín enorme, y por el bien de tu mascota, tuyo, los objetos de la casa y la tranquilidad de los vecinos, es importante dedicarle tiempo tanto dentro como fuera de la casa: sácalo a pasear, caminar y hacer sus necesidades al menos dos veces cortas o una larga al día, recomendable en el mismo horario para que se haga rutina. Esto le ayudará a mantenerse tranquilo en el interior, socializar y tener un temperamento deseable.
En este sentido, hay cosas que olvidamos y creemos que no pasa nada cuando los dejamos solitos: en un edificio los ruidos se escuchan bastante, y si tu perro con sus pezuñas empieza a intentar excavar en el piso, eso se escuchará en el departamento de abajo o de al lado. Asimismo, si comienza a ladrar o aullar cuando lo dejas solo, molestará también a los que viven abajo o arriba, e incluso a todo el edificio. Es importante que si vas a dejarlo solo por periodos prolongados, acostumbres a una rutina en la que esté buena parte dormido, tranquilo o entretenido en lo que tu llegas.
4. El tamaño sí importa
Hay otra máxima de adaptabilidad: algunas razas son más aptas para departamento que otras. Y algunas veces no es únicamente la raza sino también el tamaño, lo que impone el verdadero reto. Un ejemplo: la raza de los Chihuahua o los Schnauzer son más ruidosos y nerviosos que los perros San Bernardo o Labrador, por lo que un lugar ruidoso será menos apto para la tranquilidad de los primeros.
No obstante, independientemente del tamaño, todas las mascotas te van a representar trabajo y la gran mayoría se podría adaptar al espacio, aunque habrá excepciones. Ten en cuenta también que que si eres dueño de algún perro de raza juguetona y ruidosa, tendrás que trabajar más duro y acostumbrarlo a vivir bajo estas condiciones.
5. Procura que sea un buen vecino
Saludar, dejarse acariciar, calmarse mientras hablas con las personas de los servicios, vigilancia y administración, o incluso ser suave al trato con los niños y no ladrarle a los proveedores; ser una mascota ejemplar es bueno para todos y dejará los espacios difíciles o pequeños en segundo plano, ya que si se siente integrado a la comunidad será una mascota entrañable para todos.
Ahora ya lo sabes, cuando la adaptabilidad en el departamento es el reto para la armonía entre tu mascota, la solución está en esa combinación adecuada entre espacios propicios y acogedores, limpieza, horarios y rutinas establecidas, disciplina y mucho cariño. Lo demás sólo será una cosecha interminable de buenos momentos.