Cuando tomamos la decisión final de adquirir la casa o departamento de nuestros sueños, que estamos 100% seguros de que esa es la opción que más nos agrada y se adapta a nuestro estilo de vida, necesidades y objetivos inmobiliarios, llega un momento crucial en torno a la solvencia. La pregunta fundamental es única e indivisible: ¿cómo lo vamos a pagar?
Y si bien la pregunta misma pudiera parecer contundente y final, por fortuna los caminos para pagarla son distintos y con una serie de beneficios y características alrededor. Usualmente, las dos vías más comunes son de contado o con financiamiento.
Antes que nada debes saber que adquirir una propiedad de contado, si te es posible, es quizás una de las opciones más recomendables, ya que te acerca a una serie de ahorros y beneficios notables, tales como:
- Acceso a las preventas, lo que te facilita que una vez finalice la construcción, las propiedades aumenten su valor hasta en 20%, brindando ganancias en el corto plazo.
- Ahorros en cargos por intereses, seguros y comisiones, gastos que pueden ser aproximadamente 3.5 veces más del monto inicial del crédito.
- Todo es más rápido. Cuando pagas con un crédito debe de haber tiempos y procesos: juntar documentos, entregarlos y esperar a que autorice. Cuando lo haces de contado, todo sucede de forma rápida.
- Disponibilidad. Tan sencillo como eso: pagas pronto y dispones de tu propiedad lo más rápido posible, ya sea para habitarla o comenzar a rentar, si ese es tu objetivo.
Toma en cuenta que estos beneficios también conlleva una responsabilidad, por lo que si tienes el monto requerido y la solvencia adecuada para hacerlo, verifiques muy bien aspectos vitales como que la obra lleve un porcentaje de avance cercano al 80%, cerciorarte que la propiedad no tiene ninguna carga fiscal asociada, no está alquilado o se encuentra registrado a nombre de alguien más: tú debes ser el único dueño.
Hay quienes en un afán de tener todos estos beneficios consiguen préstamos onerosos con altas tasas de interés para liquidar en una emisión, generando una deuda mucho más agresiva y complicada, al venir de diversas fuentes, objetivos y tasas. Descapitalizarse para comprar de contado es una mala idea en sí misma.
Para ello, y como una herramienta ampliamente usada en el mundo inmobiliario, conseguir un crédito hipotecario es uno de los mayores aciertos para adquirir una casa o departamento.
No hay prisas y el estar pagando continuamente con la asistencia de un crédito también es una opción segura y benéfica:
- Puedes usar tu capital para otras cosas (acondicionarla a tu antojo, muebles, etc.).
- Te brinda seguridad futura. En caso de impago, la mayoría de los créditos hipotecarios se encuentran asegurados por fallecimiento y algunas eventualidades de fuerza mayor.
- Plazos. Nada como pagar cómodamente durante 20 años o más, en una tasa manejable.
- Combinar financiamientos. En muchos casos existe la posibilidad de sumar créditos, adelantar mensualidades y aliviar aún más tu deuda, reduciendo considerablemente el tiempo de liquidación.
Toma en cuenta que al contratar un crédito hipotecario deberás ver y comparar las tasas más bajas, que sean fijas y que las penalizaciones no sean agresivas. Compara y consulta opciones, no te quedes con la misma siempre. El mercado hipotecario y de financiamiento es vasto, diverso y competido, por lo que hay muchas opciones y varias de ellas deberán ajustarse a tus intereses. Actualmente la tasa promedio de un crédito hipotecario ronda el 10.5% anual contra 22% promedio para crédito de nómina, o más del 40% promedio para tarjetas de crédito.
Una vez que hayas tomado la decisión más conveniente en cuanto al financiamiento, será momento de regresar a lo importante: elegir el mejor departamento de todos.