Embajadora de México: Frida Kahlo y su experiencia inmersiva
La obra pictórica de Frida Kahlo siempre invita a festejar nuestra cultura, arte y tradición, desde una historia que, en cierto modo, captura una esencia muy mexicana llena de colorido y aprendizaje de vida.
Poseedora de una biografía personal llena de descubrimientos y sufrimiento, hoy su vida y obra es una de las más apreciadas y entrañables en el ecosistema cultural mexicano, incluso para las nuevas generaciones, sin importar la forma o plataforma tecnológica con la que nos acerquemos a ésta.
Esto viene a tema gracias a la llegada a la Ciudad de México (CDMX) de una de las exposiciones imperdibles de la temporada, en torno a su figura: Frida Inmersiva, la cual reimagina y potencia mediante las nuevas tecnologías, la pintura y vida de una de las máximas exponentes de la pintura femenina mexicana.
Reconocida como uno de los íconos populares más importantes del país a nivel mundial, la figura de Frida Kahlo ha estado marcada por el drama, el sufrimiento y la canalización de éste en un arte muy poderoso y personal.
Nacida el 6 de julio de 1907, la carrera de Frida se cobijó de forma involuntaria por el infortunio desde temprana edad, ya sea por contraer la polio desde los seis años o sufrir un grave accidente en su juventud, mismo que la mantuvo postrada en cama durante largos periodos de forma intermitente a lo largo de su vida, llegando a someterse hasta a 32 dolorosas y traumáticas operaciones quirúrgicas.
El dolor sentimental con su pareja, el afamado pintor mexicano Diego Rivera, además de un espíritu rebelde y el clima sociopolítico de la era llevaron a Frida Kahlo a llevar una vida poco convencional, de corte excéntrico y liberal en áreas y terrenos que posteriormente serían vitales para su trabajo pictórico, tales como la identidad sexual, social y político desde una visión de diálogo interno, siempre vivo y no pocas veces llenas de un humor inteligente e incluso un tanto oscuro.
La obra de Frida y la de su marido se influyeron, comunicaron y retroalimentaron mutuamente por un buen periodo, encontrando ciertos tópicos y motivos recurrentes en sus pinturas, tales como su afición por el arte popular mexicano de raíces indígenas y la lucha socialista, inspirando al mismo tiempo a otros pintores mexicanos del periodo posrevolucionario, en una época en donde el rescate del México rural y la declaratoria abierta de un pensamiento de izquierda desde el ámbito artístico resultaba en una novedad desafiante para las élites, espíritu que encontraría eco en figuras culturales hoy también determinantes para el pensamiento liberal de su momento como León Trotsky, Chavela Vargas, Carlos Leduc, entre muchos otros.
La década que comprende de 1939 a 1949 fue determinante para la proyección de Kahlo al mundo como la conocemos hoy en día. El 6 de noviembre de 1939 Kahlo y Rivera se divorcian tras una serie de infidelidades, donde el asunto más comprometedor y determinante para Frida fue la relación entre Diego y su hermana de ésta, suceso que detonó el regreso de la ya artista a su casa de Coyoacán, un período de mucha introspección, descubrimientos y desestabilización emocional que llevaron a Frida Kahlo depresivo a un contacto peligroso con alcohol. De esta época destacan dos de sus cuadros más icónicos y legendarios: Las dos Fridas y Dos desnudos en un bosque.
Celebrada en México y el mundo, la obra de Frida Kahlo es una de las más apreciadas y cotizadas en el mundo entero, estandarte de la fortaleza y lucha femenina, sobre todo en un contexto dominado por la mirada masculina, el cual no deja de revelar información y fascinación con el paso de los años, a más de medio siglo de su partida en 1954.
Comprendida como una experiencia inmersiva en la que podemos apreciar y entrar en contacto multimedia con instalaciones de 27 de sus 150 obras, entre las que destacan autorretratos y figuras representativas de sus pinturas, la exposición Frida Inmersiva se lleva a cabo en el área principal del Frontón México hasta el 30 de septiembre con diez funciones diarias, de 10:00 a 19:00 hrs, en avenida de la República No. 17, Col. Tabacalera, en la CDMX, previa compra de boletos. Más detalles en el siguiente enlace.
Pinturas gigantescas en movimiento, además de 90 proyectores con visión de 360 grados que incluyen una simulación de paredes que pueden atravesarse para adentrarse al mundo de Frida Kahlo involucrando todos nuestros sentidos, Frida Inmersiva revitaliza y homenajea a una de las artistas más reconocidas del mundo, volviéndola un “must be” de la temporada que nos invita a redescubrir a esta innovadora artista y ampliar nuestro estilo e intereses.