¿Eres codeudor hipotecario? Antes de sumar, lee esto



Disminuir la tasa de interés, liquidar la deuda de forma más temprana, así como eliminar riesgos y eventualidades. A la hora de comprar una casa o propiedad, el sumar créditos, ahorros o recursos es uno de los mecanismos más comunes y viables para poder llevarlo a cabo, sobre todo si hablamos de un esquema entre familia (usualmente es una pareja quien decide hacerlo así) o socios (con miras a invertir y poner en renta dicha propiedad). 


Bien dicen que la unión hace la fuerza, y en términos de deuda hipotecaria, la máxima también aplica, aunque siempre con sus ligeros e importantes matices, a los cuales habrá que poner suma atención, ya que estamos ante un ejercicio de confianza y de implicaciones financieras importantes, pero sobre todo con obligaciones y responsabilidades legales a considerar. Toma nota. 


Ya sea que hayan decidido sumar créditos hipotecarios o sumas líquidas (dinero efectivo), este ejercicio debe ser notificado ante la empresa o institución con la que estás adquiriendo tu crédito o propiedad. En el contrato establecido se estipulará de forma puntual quién es responsable principal y quién el codeudor. Y, como su nombre lo indica, el codeudor comparte la deuda con otra persona en las mismas condiciones que propone la entidad financiera. Esto perfila una sola obligación ante uno o más deudores, quien recibe el dinero y quien garantiza.


Esto deja de alguna forma una repartición de responsabilidades notable: el codeudor tendrá que pagar también. Y en caso de no pagar el total o alguna parcialidad de la deuda, el compromiso adquirido por ellos se lleva a cabo ante la ley de manera solidaria… y obligada.


De alguna forma, esto es benéfico en muchos términos, ya que brinda mayor seguridad a un contrato de arrendamiento en caso de incumplimiento. Por todo esto, es de vital importancia estar 100% seguros de que ambas personas, tanto deudor como codeudor, tengan suma confianza y conozcan la capacidad de pago de cada uno.


Toma en cuenta que estas responsabilidades harán casi indisoluble la división de la deuda en partes iguales o proporcionales. A su vez, esto garantiza al acreedor recibir la totalidad de los recursos que prestó, por lo que es imposible dejar de ser codeudor hasta que se restituya el inmueble o se termine el contrato.


Para ser codeudor se requiere ser mayor de edad y menor de 65 años, tener buen historial crediticio y no estar boletinado ante buró, demostrar ingresos periódicos, así como residir de forma legal y permanente en México.