Cuerpo del texto: Bien dice el dicho popular que “tiempo es oro” y, en nuestros días, es dinero, oportunidades y flexibilidad financiera. Esto se hace presente y de forma clara en áreas que muchas veces forman parte de la vida productiva: los negocios que tienen apalancamiento financiero para operar, ganan tiempo y liquidez, fortaleciéndose en su capital. Lo mismo sucede cuando contratamos un crédito financiero.
Y si bien las variantes relacionadas en un financiamiento hipotecario son múltiples, así como las que influyen sobre la decisión final sobre la mejor opción de departamento que escogemos (diseño, espacialidad, amenidades, ubicación, accesibilidad…), un crédito se apoya notablemente en el tiempo, siendo el plazo la clave para poder adquirir un compromiso financiero de esta índole.
En materia de plazos hay quienes creen que los periodos cortos de sumas mayores son mejores, ya que se avanza rápido, se minimizan los riesgos de multas, impagos y moratorias de forma considerable, y se reduce el pago de intereses asociados. Por el contrario, hay quien estima que los periodos largos nos dan holgura financiera y nos permite no descapitalizarnos y poder hacer pagos de forma cómoda sin descuidar pagos y gastos subyacentes, tengan o no que ver directamente con la adquisición de la propiedad.
El mercado de créditos hipotecarios es amplio y siempre podemos encontrar una opción que se ajuste tanto a nuestra capacidad financiera como a nuestros objetivos. Actualmente, un crédito hipotecario se puede pagar en un plazo promedio que bien puede ir de los cinco a los 20 años, dependiendo de la entidad o banco que lo otorgue. Asimismo, el tiempo puede depender del uso que se le quiera dar al crédito (adquirir para rentar o para vivienda).
En México, sólo las instancias gubernamentales van más allá del límite de plazo solicitado, llegando hasta 30 años. No obstante, es importante que sepas que una mejor tasa de financiamiento y el CAT bancario más benéfico, también te brindará un mejor plazo, así como condiciones de seguro más cómodas.
Actualmente, el CAT calculado sin IVA a un plazo promedio de 15 años oscila entre el 11 y el 14%, traduciéndose en un pago de intereses de entre mil y 1,300 pesos por cada 100,000 pesos del crédito en cuestión en dicho plazo. Esto nos brinda un referente puntual del mercado.
Y si bien es cierto que la compra inmediata, al contado, suele minar riesgos, trámites y gastos adicionales, hacerlo comprometiendo nuestro capital puede ser sumamente riesgoso. Es por ello que los créditos hipotecarios y la flexibilidad de plazos asociados al pago son la clave para hacerlo de forma posible, cómoda y sin comprometer nuestra capacidad de pago.
Una señal valiosa sobre el plazo respecto a tu capacidad de pago, radica en que el periodo durante el cual amortizamos la deuda incide de forma directa en la cuota que debemos pagar mes tras mes. Así, cuanto mayor es el plazo, menor es la cuota, pero se adhieren más intereses, por lo que periodos demasiado extensos no son recomendables; si adquieres créditos por 30 o más años terminarás pagando mucho más intereses a lo contemplado, por lo que será recomendable reformular o esperar a tener mayor liquidez.
Acercarte y comparar distintas opciones, y verificar la compatibilidad con la opción de departamento que más deseas es la clave para que tu capacidad financiera se ajuste al plazo correcto.
Recuerda que en la mayoría de los créditos en el mercado tienes el plazo máximo para liquidar el crédito en cuestión y los plazos mínimos se determinan en relación a las cantidades que se financian. Así, el monto destinado para obtener liquidez o comprar una vivienda puede variar en comparación con los que se destinan a otro fin. En la mayoría de los casos vale la pena tener la oportunidad de reducir el plazo al mínimo que te sea posible sin penalización y así pagar tu deuda en menos tiempo.
Antes de elegir el plazo que más te conviene, ten siempre presente la tasa de interés y CAT promedio que pagarás. Entre más corto sea el plazo que selecciones, menor será la tasa y el CAT que tendrás que costear.