Sin duda alguna, 2020 será recordado como uno de los años más complejos y desafiantes desde prácticamente todas las aristas posible en el mundo entero: social, política, financiera, incluso psicológica y ambientalmente. La pandemia no ha pasado desapercibida en términos de negocios e inversiones, y si bien se repite con frecuencia que fue un “mal año”, esta máxima no es aplicable para quienes han sabido ver las oportunidades en tiempos de crisis.
Dentro de los estragos y efectos negativos, rescatar el año durante la recta final no sólo es posible, sino sumamente viable, rentable y recomendable. Y no nos referimos sólo a las compras de oportunidad inmediatas, la reciente necesidad de digitalización de los negocios o la constante reinvención de las industrias ante una caída en la demanda. Hablamos de una inversión sólida, segura y sumamente conveniente.
Con el fin de año vienen buenas oportunidades en materia de aguinaldos, bonos, inversiones y movimientos financieros a futuro, que aprovechan los movimientos bursátiles y se buscan activos que sean viables y fiables. Uno de ello definitivamente son los bienes raíces, rubro que además de su segura plusvalía, también ha construido un terreno accesible a la inversión en función de la baja en las tasas de interés y las condiciones flexibles que proporcionan los bancos en materia de créditos y facilidades de financiamiento, proyectando rendimientos atractivos a futuro.
Además, los tiempos de pandemia han estimulado que este tipo de inversiones se dé en mejores términos; al tiempo que vivimos tiempos en los que se recomienda mayor atención y cautela, la decisión de compra sobre las mejores opciones es un deber de mejor focalización de los beneficios, apostando la adquisición de inmuebles dentro de proyectos modernos, integrales y seguros a lo largo y ancho de su oferta puntual.
En este sentido, y si bien estamos ante un sector que seguirá en franco ascenso y desarrollo durante los próximos años, invertir en una propiedad nos demanda estar pendientes a variables muy particulares, tales como vigilar el tipo de cambio, inflación, tasa de interés y métricas de riesgo, lo cual nos permitirá delinear mejor nuestros escenarios en lo inmediato, así como en el mediano y largo plazo.
Adquirir una propiedad es mantener vivo nuestro dinero, en constante movimiento, en edificar un soporte ante una eventualidad, emergencia o contingencia como la que precisamente vivimos en la actualidad, una inversión tangible y con rendimientos asegurados.
Poca volatilidad, buena rentabilidad, capital a futuro y valorización. Este año puedes cambiar el rumbo y la idea de un “año perdido” para aprovechar el escenario inmobiliario y beneficiarte con una propiedad, que además te puede dar puntos extra de ganancia si aprovechas las opciones más vanguardistas, que integran una seguridad superior, así como amenidades y prestaciones con zonas deportivas, infantiles y de trabajo, entre otras; todo a la medida de los gustos y necesidades del comprador futuro: tú.
Es momento de aprovechar esa última curva trimestral del año y multiplicar el valor de tu dinero.